¿Estás con tu ánimo caído? “¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!” (1 Reyes 19, 7)

 


Homilía Monseñor Han Lim Moon – Domingo 19º Ciclo B       

8 de agosto 2021 – San Juan 6, 41-51



41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo». 42 Y decían: «¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: «Yo he bajado del cielo»? 43 Jesús tomó la palabra y les dijo: «No murmuren entre ustedes. 44 Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. 45 Está escrito en el libro de los Profetas: "Todos serán instruidos por Dios". Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. 46 Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. 47 Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. 48 Yo soy el pan de Vida. 49 Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. 50 Pero este es el pan que desciende del cielo,para que aquel que lo coma no muera. 51 Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo» (Jn 6, 41-51). 

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          Imagina que tus amigos y familiares, a causa de una interpretación muy equivocada, te abandonan de un momento a otro a pesar de haber hecho lo mejor por ellos. Sería muy triste, ¿no? 

Popularidad y escándalo de Jesús

Hace dos domingos vimos que Jesús era muy popular, con muchos seguidores. Esto se reflejó en la multiplicación de los panes para cinco mil hombres. Por esa razón, querían hacerlo rey (cf. San Juan 6, 15). Sin embargo, en el evangelio de hoy, Jesús pierde toda esa popularidad por su afirmación: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente..." (v.51). 


          ¿Por qué perdió toda su popularidad? Porque esta revelación era muy difícil de creer para todos y nadie en la historia podría decir palabras tan inéditas. Son tres las afirmaciones que hizo Jesús:

·       “Yo soy el pan vivo…”, para los presentes era una afirmación absurda porque veían en Él sólo a un hombre y no pan. Pero esta expresión no era una metáfora, porque Jesús aclaró: “…el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo” (v. 51).  

·       “…bajado del cielo”, esta afirmación era inaceptable para los presentes porque conocían muy bien a los padres y parientes de Jesús. Es decir, para ellos Jesús no venía del cielo.

·       “El que coma de este pan vivirá eternamente…”, para la gente era imposible que Jesús garantizara la vida eterna al que lo coma. 

Don de la fe y riqueza del Pan celestial

Entonces, ¿cómo puede ser que Jesús haya afirmado algo tan inédito? ¡Porque Él es Dios! Por eso dijo “Yo soy…” (cf. Éxodo 3, 14). ¿Y es posible creer en Él? ¡Claro que sí! Pero sólo por el don de la fe y por la enseñanza en el interior del hombre que Dios Padre concede. Por eso, Jesús dice: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió…Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí” (vv. 44-45).

En una palabra, sólo por este don de Dios Jesús es el verdadero Pan de la Vida eterna para quien cree. Y que, al comerlo, nos ofrece increíbles riquezas:

1.    Jesús es el Pan que nos da una fuerza extraordinaria para caminar con ánimo y esperanza a lo largo de toda nuestra vida. Así como el profeta Elías, muy desanimado y deprimido, a quien el ángel, ofreciéndole pan y agua, le dijo: “¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!”. Haber comido ese pan le dio fuerza para caminar cuarenta días y noches hacia el encuentro personal con Dios (cf. 1 Reyes 19, 1-8). Este pan era la prefigura del pan que Jesús nos ofrece hoy y que nos dará una fuerza muchísimo mayor.

2.    Otra riqueza es que, al comer y unirnos al Hijo de Dios hecho pan, somos fortalecidos en nuestro ser hijos de Dios.

3.    También, este “pan partido y repartido” nos ayuda para nuestro “éxodo del egoísmo” y nos capacita para amar a todos como Jesús nos ama.

4.    Como consecuencia, compartir entre los hijos de Dios el mismo Pan, Jesucristo, fortalece nuestra unidad con Dios y con nuestros hermanos.

Ahora, en concreto, ¿dónde encontramos este Pan? ¡En cada Misa! Allí, nos encontramos con Jesús hecho pan, ofrenda de amor: agradable a Dios y para la vida eterna de los hombres.


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Querido amigo, querida amiga, para que tengas la Vida eterna es necesario que Dios Padre: te revele, te enseñe que el Pan de la Vida eterna es Jesús; te conceda el don de la fe; y, por último, no basta creer que el Pan vivo está delante de ti, sino ¡que lo comas!

Ahora, al comer el Pan bajado del cielo, ¡el Cielo baja a tu corazón para tu plena comunión con Dios en cuerpo, alma y corazón! ¿No te parece todo maravilloso y asombroso?

¡Demos gracias a Dios por habernos regalado el Pan del cielo, Jesucristo! Amén.


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Comentarios

  1. Gracias Monse por sus enseñanzas 🙏💖 son necesarios para nuestra vida, Dios lo llene de mucha sabiduría para darla a nosotros, Nuestro Señor Jesucristo y María santísima lo cubra con su Sangre Preciosa Bendeciones.

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