¡Cuando te toca despedir a un ser muy querido…! ¡Tu corazón puede convertirse en un pequeño pero maravilloso cielo!

 

Homilía-Monseñor Han Lim Moon

Ascensión del Señor-Ciclo B-16/5/2021

(San Marcos 16,15-20)

 

¡Alguna vez te habrás despedido por un largo tiempo de un ser muy querido por circunstancias distintas! Pero seguramente, ¡él o ella se habrá quedado muy presente dentro de tu corazón!

La Ascensión: finalización y comienzo

Hoy celebramos la Ascensión del Señor resucitado, es decir, su elevación al cielo. Con este acontecimiento finaliza su misión visible de la redención en este mundo. Y, al mismo tiempo, abre la puerta a la misión de la Iglesia para que continúe su obra hasta su retorno glorioso al fin de los tiempos.

Comprensión gráfica y espiritual

¿Cómo podemos comprender la Ascensión del Señor resucitado? Desde dos perspectivas:

Por un lado, gráficamente: Él ascendió al cielo para sentarse a la derecha del Padre (cf. v. 19). Es factible de, Tomo potestad de Como rey del universo (cf. San Mateo 28, 18) para enviar , luego,  el Espíritu Santo a todos los hombres. En Él, toda la humanidad ya participa anticipadamente de su gloria.


Por otro lado, espiritualmente:

·       la Ascensión significa la interiorización de la presencia real de Jesucristo resucitado y glorificado en nuestro corazón. De esta manera, se cumplen sus palabras: “yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (San Mateo 28, 20).

·       San Pablo confirma esta interiorización diciéndonos que somos templo de Dios (cf. 2 Corintios 6,16). Por eso, podemos comunicarnos con Él mucho más intensa y profundamente.

·       Y así, comenzamos a participar ya realmente del cielo estando en esta tierra, porque el cielo no es otra cosa que estar íntimamente unidos a Jesucristo resucitado y glorioso.


Y toda esta experiencia de la Ascensión del Señor se transforma en nuestra alegría y Buena Noticia, como en los apóstoles (cf. San Lucas 24,52).

La misión de la Iglesia y sus condiciones indispensables

Entonces, la misión de la Iglesia es proclamar a toda la creación esta Buena Noticia del Hijo de Dios encarnado, quien entregó su vida para salvarnos. ¡Y que ahora está resucitado, glorificado y presente entre nosotros!

Ahora bien, para llevar esta Buena Noticia a toda la creación necesitamos:

·       Ante todo, ser testigos, es decir, tener la maravillosa experiencia de tenerlo en nuestro corazón. Por eso Jesús nos confirma: “Ustedes son testigos de todo esto” (cf. San Lucas 24, 48).

·       Luego, el impulso del Espíritu Santo que es la fuerza que viene de lo alto (cf. San Lucas 24,49). A Él lo aguardamos ansiosos el día de Pentecostés, para cumplir esta misión hermosa y desafiante. Por eso, desde ya nos preparamos para recibirlo con entusiasmo por medio de la novena al Espíritu Santo.


A esta proclamación entusiasta el Señor promete confirmarla con signos y prodigios (cf. vv 17.20). Y aquellos que lo aceptan por medio de la fe y el Bautismo crecerán, se fortalecerán en la comunidad de los cristianos convirtiéndose, a su vez, en la comunidad de testigos.

De esta manera, la Iglesia cumple gozosamente la misión encomendada por el Señor, preparándose para el retorno glorioso de Él al final de los tiempos.

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Querido amigo, querida amiga, en esta solemnidad de la Ascensión del Señor resucitado y glorioso, te invito con entusiasmo a que ¡Él haga “su morada” en tu corazón por medio del don de tu fe!

Así, ¡convertirás tu corazón en un pequeño pero maravilloso cielo en la tierra! Amén.


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