¡Cuando los hijos te buscan sólo por necesidad…pero puedes dar muchísimo más de lo que piden! ¿Qué se puede hacer?

 

                                    Homilía Monseñor Han Lim Moon                                                                          Domingo 18º Ciclo B-                                                1ro de agosto 2021 – San Juan 6, 24-35


 24 Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. 25 Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste?». 26 Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. 27 Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello». 28 Ellos le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?». 29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado». 30 Y volvieron a preguntarle:«¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo». 32 Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; 33 porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo». 34 Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». 35 Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed (Jn 6, 24-35).33 porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo». 34 Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». 35 Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed (Jn 6, 24-35).33 porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo». 34 Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». 35 Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed (Jn 6, 24-35).


          ¿Tienes experiencia de haberte lanzado en los brazos de tu papá o de tu tío? ¡Seguramente habrá sido una hermosa experiencia de confianza plena y audacia!

          Pedagogía de Jesús Maestro: de lo visible a lo invisible

 Jesús Maestro enseña con buena pedagogía partiendo de la necesidad vital de las personas. Ante todo, orienta la vida, ofrece el agua viva (Cf. San Juan 4; 7, 37-39), cura a los enfermos (Cf. San Juan 5, 1-18; 6,2), realiza asombrosamente la multiplicación de los panes (Cf. San Juan 6, 1-15).

Por esta razón, en el evangelio de hoy, una multitud buscaba a Jesús y, al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”. Entonces Jesús respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse” (v.26).

¿Por qué Jesús contestó con este tono de reproche? Porque ellos veían signos maravillosos, pero se quedaban sólo con el beneficio a nivel físico y material, como puede sucedernos a nosotros. Por eso, Él dice: “Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre” (v. 27). De esta manera, nos conduce a algo absolutamente mayor: ¡ofrecernos a todos el pan de la vida eterna!



          Pedagogía de Jesús Maestro: progresividad

¿Qué otra característica tiene la pedagogía de Jesús? Él iba conduciendo a la gente progresivamente hasta llegar a la cima de la revelación más importante. Por eso afirmó refiriéndose a sí mismo: “El pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo” (v. 33). Es decir, Él mismo es el Pan que descendió del cielo, pero no solo para saciar nuestra necesidad física y material sino, la necesidad mucho más profunda y elevada de todos los hombres ofreciéndonos la vida eterna.

          Pedagogía de Jesús Maestro: salto cualitativo

Entonces, le preguntaron: “¿Qué debemos hacer?” Jesús respondió: “…crean en aquél que él ha enviado” (v. 28-29). Es decir, que crean en Jesús, Hijo de Dios, enviado por el Padre. Y como les resultaba muy difícil creer lo que estaban escuchando, le pidieron una señal más (cf. V 30). Todo esto podemos compararlo con un guía que condujo a un grupo de personas a lo más alto de la cima de una montaña. Y, luego, les propuso subir hasta el cielo, para lo cual tenían que hacer un salto. Y ellas, evidentemente, habrían pensado que su propuesta era una locura porque con ese salto sólo caerían en el abismo. 

Hoy, Jesús nos pide algo similar, un salto cualitativo para obtener la vida eterna, que implica creer en Él más allá de toda lógica humana y de lo científico, y que comienza ya en este mundo. En una palabra, viendo todo lo que hizo anteriormente tanto en el evangelio como en nuestra vida, nos pide confiar absolutamente en Él y lanzarnos en sus brazos para tener la Vida eterna.

…………………

Querido amigo, querida amiga, confiar y subir en los brazos de Jesús no es una locura porque Él, como Dios, te garantiza: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed” (v. 35).


¿Te animas a dar el “salto” para subir en los brazos del Señor Jesús?

¡Él te calmará todo tipo de hambre y sed, y te llenará de alegría y seguridad en tu vida! Amén.


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