¿El primero es el último? ¿Cómo puedes ser el primero o la primera?

 


Homilía  Domingo 25º - Ciclo B - 2018 (San Marcos 9, 30-37)

Monseñor Han Lim Moon

 

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Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará ». Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacer preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvo en la casa, les preguntó: «¿De qué hablaban en el camino?». Ellos callaban, porque han estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos».Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: «El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al reciba , sino a aquel que me ha enviado »(Mc. 9, 30-37).

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Casi todos nosotros deseamos y queremos ser los primeros e n el ambiente donde nos encontramos. Algo similar sucedió a los apóstoles en el Evangelio de hoy. Porque estaban discutiéndose entre ellos quién era el más importante. Veamos qué hay detrás de este deseo tan común entre nosotros. 


¡Ser el primero! ¿Para que?

Frecuentemente queremos llegar al primer puesto para hacer nuestra propia voluntad. Dando órdenes a todos, haciendo lo que queremos, como queremos. De esta manera nos sentimos “con libertad e importantes”.  

El objetivo de ser el primero debería ser para el bien común de los demás, pero no siempre sucede así. Puede ser el poder, el dinero, el honor por el amor propio.

En cuanto al medio para llegar al primer puesto debería ser la competición legítima con los demás y ganarlo. Pero muchas veces usan adulaciones, mentiras, calumnias, atropellos, pisoteos de las cabezas de los demás, ya que hay un solo primer puesto. Supongo que nosotros no usamos este método, ¿no?

Jesús vino para servir, no para ser servido

En contraposición de lo que puede suceder en el ambiente humano común, Jesús aclara que Él vino para hacer la voluntad del Padre (cf. San Juan 14,31). Es decir, el amor hacia el padre, también el amor hacia los hombres que se expresa en el servicio. Por eso dice que Él ha venido no para ser servido sino para servir y dar su vida por los hombres, como dice en el evangelio (cf. San Marcos 10, 45). También Él confirmó diciendo que está en medio de nosotros como el que sirve (cf. San Lucas 22, 27 ).

El objetivo de su servicio es el crecimiento físico, psicológico, intelectual, espiritual de los hombres, especialmente de los más débiles, despreciados, pequeños, hambrientos, enfermos, “inútiles”; a diferencia de muchos que sirven “muy bien” a los más poderosos, pero a los más débiles no tienen en cuenta “para nada”.

¿Cómo es el servicio de Jesús?

Las características de su servicio son:

1.     Brindar todo lo que tiene, lo mejor que tiene para nosotros, para los hombres y, finalmente, dar su vida.

2.     Anunciar la Buena Noticia de la salvación. Es como trasmitirle a una familia que tiene un enfermo terminal la buena noticia de un doctor capaz de salvarlo y, además , que está perfectamente a su alcance. Evidentemente esta noticia está por encima de todas las otras buenas noticias (cf. Colosenses 1, 23).

3.     Además, Jesús, para poder servir a todos, se ubica en el último lugar tomando la postura de servidor. Por eso se agacha para lavar los pies de sus discípulos. Y Él nos pide hacer lo mismo diciendo: “El que quiere ser el primero que se haga el último” (San Marcos 9, 35). Quiere decir, que el que se pone en el último lugar para servir a los demás está como el primero en el amor (cf. San Juan 13, 15).

La gran satisfacción y felicidad del que sirve se puede comparar con la felicidad de los papás que se sacrifican por los hijos y ven crecer a sus hijos sanos y cada vez más maduros. En otras palabras, ver a otros felices se convierte en motivo de la felicidad del que sirve.  

Pero la felicidad más grande es tener la experiencia constante de ser servido por el mismo Señor que nos impulsa a muchos a consagrar nuestra vida para este servicio a los demás.

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Querido amigo, querida amiga, si haces caso a Jesús, Él te invitará a participar en su gozo ( cf. San Mateo 25, 14-23).


Y, además, te llamará “mi amigo y mi amiga” (San Juan 15, 15). ¡Y serás el primero y la primera en el amor! Amén.

Para reflexionar:

-          ¿Me esfuerzo por llegar a los primeros puestos? ¿Cuál es mi objetivo de llegar a esos puestos? ¿Qué me impulsa: hacer la voluntad del Padre o ser reconocido por mis hermanos?

-          Tal vez en alguna circunstancia de la vida te tocó “ser el último”, ¿cómo lo viviste? ¿Cuál es mi postura: ¿servir o ser servido? ¿Ya descubriste la felicidad que se siente al servir a Dios y nuestros hermanos? ¿Dónde consideras que puedes ponerte al servicio de los demás?

-          Te animas a ponerte un propósito de servicio hacia Dios y los demás… .

          

        Aquí puedes ver el video de la homilía:  





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