¡Gran asado sin comensales! ¡Que desperdicio! ¡Se necesitan “anunciadores”!

 

Homilía Domingo 26 ° - Ciclo B - San Marcos 9, 38-48- 

Monseñor Han Lim Moon 

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Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros». Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos no se aphena, donde el y el fuego no muere.      (Mc. 9, 38-48).

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Sabemos y valoramos que una de las comidas más famosas y típicas de la argentina es el asado, por su calidad y tradición. Supongamos que un estanciero argentino muy rico invitó a todo su pueblo, unos 5000 habitantes, a la fiesta de boda de su hijo ofreciéndoles un asado gratis.

Para que esta fiesta sea un éxito se necesitan al menos dos elementos fundamentales: que su invitación llegue explícitamente a cada hombre. Y que cada invitado le dé crédito a su invitación participando efectivamente en la fiesta.

La importancia de anunciar la Buena Noticia

Justamente el Evangelio de hoy presenta dos elementos fundamentales para entrar en la fiesta eterna: el anuncio de la Buena Noticia con su invitación y la fe necesaria acompañada por las obras, por el cual se efectiviza la salvación.

Jesús por medio de su muerte y resurrección obtuvo la salvación y la vida eterna y las ofrece gratuitamente a todos los hombres. Pero esta noticia debe ser anunciada, es decir, es necesario que alguien haga llegar a cada hombre esta Buena Noticia de Cristo. De lo contrario, ¿cómo uno puede saber acerca de esta Buena Noticia y de su invitación para responderle positivamente?

En este sentido, los proclamadores de la salvación son los colaboradores indispensables de Jesús en orden al plan de la salvación de Dios. Por eso, Él promete una recompensa a quienes les hacen cualquier tipo de favoreres a ellos, aunque sea un vaso de agua.

La respuesta a la Buena Noticia: la fe

Ahora, para que la salvación de Cristo se haga efectiva, se necesita que el hombre crea en esa Buena Noticia, es decir, la fe en Cristo. Y que responda positivamente participando en esa fiesta. Porque, de lo contrario, no pasaría nada.

Lo peor sería que, en lugar de ayudar al hombre a que tenga fe para su salvación, lo escandalice causando la pérdida de su fe; por lo tanto, de la vida eterna para él. Arruina también el plan de salvación de Dios para todos los hombres. Es como tirar tierra o arena al asado ya listo. Esto es tan grave que Jesús lo expresa en el Evangelio de hoy de una manera muy vehemente, que da miedo. Dice “cortar la mano, el pie, sacar un ojo, etc”.

La “sed” de Jesús: “Vayan por todo el mundo… "

Cuando Jesús dijo en la cruz “tengo sed”, no sólo hace referencia a la sed física, sino también, más bien, a la sed por la salvación de todos los hombres. Por eso, una vez resucitado, antes de ascender al cielo, Él envió a sus apóstoles y sus discípulos diciéndoles : “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a cada criatura. El que crea y se bautice, se salvará ”(cf. San Marcos 16, 15-16). Es decir, para Él la prioridad fundamental es la proclamación de la Buena Noticia . Por eso para Jesús el exorcista del Evangelio de hoy era un anunciador de la llegada del Reino de Dios por las obras, esta es la razón por la cual se mostró benevolente con lo él a pesar de que él no pertenecía al

San Pablo comprendió perfectamente esta importancia de que el evangelizador anuncie bien a Cristo, más allá de su motivación. Por eso dice: “Pero ¡qué importa! Después de todo, de una u otra manera, con sinceridad o sin ella, Cristo es anunciado, de esto me alegro y me alegraré siempre" (Filipenses 1, 15-18).

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Querido amigo, querida amiga, si nosotros nomos la Buena Noticia de la salvación a todos los hombres es como los servidores del estanciero que no quieren salir a invitar a nadie, dejando que el asado preparado para todo el pueblo se eche a perder ¡Que lastima! ¡Que desperdicio!

 Por eso, Jesús te invita, me invita, nos invita a anunciar la Buena Noticia ya acompañar la fe de nuestros hermanos para que todos nosotros podamos participar en su Fiesta. ¡Esta es la Buena Noticia de hoy! Amén.

Preguntas para reflexionar:

-          ¿Estoy comprometido con el anuncio del Evangelio? ¿Me esfuerzo para que la Buena Noticia llegue a más corazones? ¿Critico o desestimo las obras de amor y anuncio de la Palabra de hermanos en Cristo (no católicos)?

-          ¿Pido al Señor que aumente mi Fe? ¿Y la de mis hermanos? ¿Los ayudo a crecer en Fe, Esperanza y Caridad ?, ¿y yo me dejo ayudar?

Para ver el video de la homilía: 





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