¿A qué ídolo sigues? ¿Te gustaría que tu ídolo te acompañe a todas partes?

Domingo 8° del tiempo ordinario, ciclo C - 3/3/2019 (San Lucas 6, 39 -45)

Homilía - Monseñor Han Lim Moon

 

39 Les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? 40 El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano. 43 No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: 44 cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. 45 El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Lc. 6, 39-45)


Seguramente habrás tenido o tienes ídolos o modelos a quienes sigues con pasión. Algún familiar, maestro, profesor, famoso deportista, artista o santos. Es decir, modelos inspiradores que te orientan y te entusiasman para desarrollar lo mejor de ti, y ser “como ellos”.

Hoy te voy a presentar un ídolo, un maestro que nadie pudo ni podrá superarlo en la historia de la humanidad. Él dice que es la Verdad que te hace plenamente libre y la Luz del mundo, por lo tanto, el que lo sigue no andará en tinieblas, es decir, sin orientación (cf. Juan 8, 12 y 9, 5). Aún más, dice que es la Resurrección y la Vida que vence la muerte, y que nos garantiza la Vida Eterna (cf. Juan 11, 25). Para eso dio su vida por ti y por cada uno de nosotros (cf. Juan 10, 11). Este Maestro se llama Jesús, quien tiene muchísimo poder de atracción.

Además, Él te mira con un amor particular y te llama a seguirlo en forma personal; en cambio, ningún ídolo puede amar a sus seguidores, a todos y a cada uno de esta manera. Aún más, a diferencia de estos ídolos, Jesús no solo te orienta y enseña sino que te capacita, te acompaña personalmente siempre para que seas como Él. Por eso te pregunto, ¿no te gustaría seguirlo como tu Maestro?

Si lo aceptas, ante todo, tienes que escuchar su Palabra, observar atentamente su ejemplo y poner en práctica lo que aprendes de Él. De esta manera vas a adquirir un corazón semejante al suyo, lleno del deseo de hacer la voluntad de Dios Padre, es decir, amar a Dios y a los hombres. Y también tendrás una mirada comprensiva, benevolente y misericordiosa hacia tus hermanos. Tus palabras serán delicadas, consoladoras, orientadoras, edificantes, alentadoras para ellos. En una palabra, serás cada vez más fiel espejo, reflejo de tu Maestro Jesús, en tus comportamientos, manera de ser y también compartirás su mismo destino para convertirte en testigo de su amor y de su resurrección para todos los hombres.

De esta manera, como sugiere el Evangelio de hoy, podrás guiar correctamente a tus hermanos y corregirlos con delicadeza para su bien como lo haría Jesús y tus obras darán muchos buenos frutos.

Para concluir, ¿sabes por qué nadie podrá superar a este Maestro? Porque Jesús es la imagen visible de Dios Padre invisible (cf. Colosenses 1, 15), es el Hijo de Dios hecho hombre. Es decir, Dios invisible se hizo visible en este Maestro Jesús para que, teniéndolo a nuestro lado siempre y recibiendo de Él todo tipo de ayuda, podamos ser cada vez más semejantes a Él, el Maestro.

El hecho de que logres ser como tus ídolos seguramente te hará feliz pero ¡mucho más feliz serás si te haces cada vez más semejante al mejor Maestro de la humanidad, Jesús, el Hijo de Dios! Para eso fuiste creado, para eso Él ha venido a este mundo.

¡¡¡Jesús, el Maestro te mira con amor y te llama a ser su discípulo apasionado!!! ¿Te animas a decirle que sí? ¡¡¡Te aseguro que serás feliz ya en esta vida!!! Amén.

 



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